miércoles, 15 de enero de 2014

El túnel de Enero

¡Qué contenta la gente con las rebajas!

Cómo madrugan para ser los primeros, diseñan el plan de acción, luchan por el jersey de punto que vieron por 15 € más -¡hace tan sólo una semana!-,... cómo se contonean con dos o tres bolsas en cada mano al acabar la jornada.

Sin embargo, observo que la mayoría tiene cara de culo en el autobús. Hambre y sueño.
Un hambre puramente fisiológico y sueño sin sueños.

Y las camisetas tan lisas siempre habían sido baratas, el pantalón verde, me dices, "me lo puse un día y no me gustó" y la ilusión se desgasta exactamente igual que la suela de esas putas zapatillas.
El armario se llena en perfecta proporcionalidad a la succión de vacío del corazón.

Cuando dicho hueco es lo suficientemente grande como para no rellenarse con un Iphone 5,
empieza el drama.

Y encima parecemos no entenderlo.

Qué contentos todos con las rebajas,
mientras pasan de largo cada día millones de formas de tocar el cielo, sin coste alguno.

A lo mejor es un problema de marketing, ya que todo esto no lleva etiqueta.

Luis C.


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