domingo, 31 de mayo de 2015

Coda

[...] Sólo observaba.
Mayo tiene esa fuerte personalidad de la transición vencida, de la contención forzosa del verano inminente. Los nubarrones grises comienzan a perder su temerosa credibilidad de los meses del frío, y los pensamientos empiezan a alegrarse dibujando sombrillas o camping gas.
Tradicionalmente, se genera una tensión extraordinaria definiendo qué hacer en los días anualmente destinados a relajarse. Para muchos el único escape -"vacaciones"-, en tal caso inseparable del tiempo y el dinero, termina siendo opio enmascarado para la rutina desgastada o la vacuidad existencial.

Felizmente opuesto este día 31, que me sorprende inseparable del momento y de mí mismo para enseñarme la firme necesidad del proceso, la belleza de la espera
cuando no se está esperando.


L.C.