Qué bonito recibir felicitaciones, especialmente las de aquellos que también se acuerdan de mí en la normalidad de un lunes por la tarde o un miércoles de madrugada.
El sábado yendo a comprar el pan, durante los anuncios del cine, en la espera del metro o al verter los cereales del desayuno.
Si es cierto que hoy es un día especial, las de éstos son felicitaciones al cuadrado, y yo me felicito por tenerlos entre los míos.
Luis C.
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