jueves, 19 de julio de 2012

miércoles, 18 de julio de 2012

Romance del oficinista


Si la Tierra se parase en un momento,
o el tiempo pudiera razonar.

¿Si... El cielo fuese limpio de verdad,
y las nubes fuesen nubes, nada más?

Que veamos el paisaje desnudo, lo elemental,
o que las aguas se tornen pacharán...

Si los buitres buscaran lechugas,
y los coches sintieran la brisa pasar.

Si devolvemos a la noche sus estrellas,
 la luz no se apaga en mi cristal.

Si el dinero se pintase,
si la enfermedad fuese genial,
si volviéramos a construir castillos,
y todo terminase en el mar;

si los gorriones hablasen,
si no juzgara nadie nunca más,
si cada cual se sonriera,
si dormir fuera despertar...

Intentaría revolverme
y por fin desestructurar lo definido;
olvidar la pantalla y el ratón
o devorar el disco duro y sus archivos:
Que ya no hay, sino mi corazón,
un lugar a esta oficina más parecido.


L.C.


lunes, 16 de julio de 2012

Regalo

[...] y en la ciudad, donde siempre ocurren tantas cosas, muchas personas viven demasiado rápido
para comprender que para descubrir lo que tanto buscan, 
sólo tienen que levantar un poco más la vista,
y olvidarse del asfalto.

L.C.





Sistema

Una mentira muy bien repetida acaba funcionando casi como una verdad;
En España muchos dicen que hay democracia.

L.C.

Etapas

Suele ocurrir que la total seguridad de un principio personal,
se instaure
tras la más absoluta duda sobre el mismo.

L.C.

domingo, 15 de julio de 2012

Desmoticonos

Si pudiéramos acumular la cantidad total de JAJAJA... de mensajes de texto, mails y redes sociales escritos sin que su autor modifique en absoluto su gesto real, crearíamos el espacio de falsedad más terrible y despiadado imaginable.
Si nos planteamos un uso honesto de la palabra escrita en torno a nuestra realidad personal, cambiaría por completo asimismo la metafísica del emoticono, y su número de apariciones -por descontado-.

Entre todo el ruido mediático, la verdadera sonrisa suele ser más cercana a la tecla de apagado que a la de "enviar".

L.C.

martes, 3 de julio de 2012

Llave

Lo cierto es que la condena y la liberación
residen dentro de uno mismo,

pero siempre es más fácil
buscar "buenas" razones en los demás.

L.C.