martes, 28 de octubre de 2014

Lapso

Ya anochece temprano, y la tarde se parece demasiado a echar de menos.
Luces de Navidad en octubre se burlan de la aparente lejanía de las vacaciones.
De cualquier modo, sin haber digerido del todo los polvorones me sorprenderé
agitando el bote de crema solar.

¡Y entre la estampida de relojes, domingos y amaneceres ocurren tantas cosas...!
Me he perdido esa mirada,  estaba ausente en el último abrazo, creí que
muchas veces hablaríamos de aquello.

Si no te escuchaba quiero que me lo repitas. Pero repítelo de verdad, no imites,
no me hagas como el tiempo.
Que cuando dicen que alguien vuelve no vuelve,
que se presenta con barba o con chaqueta, con el ceño fruncido
y los dientes muy blancos. Y yo no entiendo nada.

Tras contemplar el minutero me agarro a tí
para transformar la niebla en experiencia,
las despedidas en historias,
cada uno de nuestros pasos, en vida.

L.C.

domingo, 12 de octubre de 2014

Nuestro tiempo atmosférico

A mi madre siempre le gustaron las noches de lluvia intensa, cuando estábamos en casa.
Eran oportunidades para irse pronto a la cama y alargar la fase previa al sueño,
estudiando el continuo repiqueteo, imaginando lo que ocurría fuera.
Yo me sentía entonces completamente a salvo, irremediablemente feliz.

Cómo disfruto la lluvia ahora.
Desde mi ventana observo su poder igualatorio; Mojando las farolas, la iglesia, el puente, los tejados.
El coche del vecino, la ropa recién tendida, las coloridas flores y el burdo contenedor.

En ese afán monocromático a unos nos desata la nostalgia, tiñendo de gris nuestros recuerdos,
mientras a otros desata la mala hostia, lidiando con capuchas rudimentarias y calcetines que gotean.
A las pocas horas, todo aquello desaparece como si no hubiera existido,
e incluso nos hace la burla en siete colores. 

Hoy pensaba en cómo se parece esto a nuestro pensamiento, a nuestro paisaje interior.
Imagino en cuántas de las cabezas que me rodean ahora mismo está chispeando, 
en cuántas la niebla es insondable, en cuántas luce el sol.

Pensaba en cómo he aprendido a mirar a la cara a los nubarrones, confiando:
Seguro llegará el momento en que podré escucharlos desde la lejanía, 
cubierto hasta las cejas con mi edredón.

L.C.




domingo, 5 de octubre de 2014

Etapas

[Para A.M.P.]

Septiembre, contigo como astuta aliada, se alargó
para recibirme sin tragedias. 
Todo se transformaba conmigo,
anulando el cambio, y yo no fui diferente
al alejarme de casa.

Traías contigo mi hogar y mis recuerdos,
el olor del mar en las vacaciones de verano
y bocanadas de cierzo entre tu pelo.
Las noches de invierno entre amigos y cervezas,
mi pulso acelerado cuando llegaba tu tren,
el recorrido exactamente feliz hasta tu portal.

Todo sucede muy rápido: Esta noche vuelve el frío
mientras yo ni me entero ni me importa.
Desde mi habitación y aislado del resto;
tan sólo pienso en aquél mensaje cifrado
de la primera noche,
desde tu pupila hasta la mía.


L.C.