Me encanta la gente hipócrita.
Me encanta, porque a la vez que miente se desmiente, y es tan fácil conocerla...
Si todo el mundo fuera así, toda la población mundial sería colega en apenas una hora. Sería tan maravillosamente falso...
Menos mal que hay personas normales.
Y personas arrogantes, cargantes, pedantes, exageradas, manipulabes, vagas y panes sin sal.
Así la persona crítica puede identificarlas como conductas a evitar; y más aún, ellos mismos pueden desear, por comparación, cambiar.
A pensar se aprende viviendo, y a vivir se aprende pensando.
L.C.
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