domingo, 30 de enero de 2011

Estudio

Una sensación similar, aunque siempre distinta, después de un día de estudio.

Ciertamente, los otros artistas se llevan un testimonio físico al finalizar un período de trabajo.
El pintor descansa con el cuadro terminado, o más cerca del final de su creación, que contempla y permanece inmutable.

Sin embargo, el músico vuelve al descanso "tan sólo" con una idea, con una concepción musical más avanzada cada vez, de la que sólo él es consciente.
Hasta el momento de la interpretación no es perceptible para los demás dicho cambio permanente, un viaje costosísimo en aras de lograr la perfección; un viaje que el intérprete acepta sabiendo que nunca acaba, porque la música es eterna e infinita - y trasciende a su persona y a Todo-.

Sólo con el instrumento se podrá explicar, pero su madurez interpretativa está potencialmente presente en él, y se convertirá inevitablemente en madurez personal: música y vida se abrazan y complementan.

La Magia para mí reside en esos períodos de estudio del violín -que llaman de soledad- en los que yo, cerrado en mi cabina o habitación, aprendo y siento tantas cosas.

L.C.

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