[...] Y allí estaba él, sentado en un banco en un andén en el que no tendría por qué estar, como si poseyera todo el tiempo del mundo para él, o para nada.
Cuando llegó el tren habían pasado dos horas y media.
No sabía muy bien lo que pensaba, ni tan siquiera lo que sentía al verla al otro lado de la ventanilla, a tan sólo unos metros de distancia después de todo.
Entonces se apresuró hacia ella, y cuando estaba a punto de avisarla se dio la vuelta,
recordando que las mayores cosas que se pueden hacer por alguien,
son aquellas que no salen nunca a la luz.
L.C. ( Infinito, 2011)
Estas muy profundo luis... Deberia preocuparme?
ResponderEliminarLa profundidad no es algo que tenga que preocupar, si no estás en el mar..
ResponderEliminarAdemás, esto está escrito hace tiempo ;)