¿De todo lo que piensas en el día, cuánto tiene una aplicación práctica?
¿Cuánto termina por no llevarte a nada?
Comprueba de cuánto puedes prescindir para dejar paso
a lo que de verdad vale la pena,
y así ayudarte a tí mismo y a los demás.
Pasa por el tiempo con todo tu Ser,
pero jamás sólo con tu cabeza.
L.C.
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